Sudán, el último macho de esta especie del norte de África, murió el pasado lunes 20 de marzo. No obstante existe una remota posibilidad de que este no sea el punto final para ellos.
Desde 2015 era inminente que el fin para los rinocerontes blancos del norte iba a llegar. Un año antes había muerto Suní, uno de los últimos machos que quedaba de la especie. Muchos de ellos no sobrevivieron a la crisis de caza furtiva de los años 70 y 80. (Lea: Los cuernos de rinoceronte valen más que el oro o la cocaína)
Cuatro de los siete sobrevivientes fueron trasladados al refugio Ol Pejeta, en Kenia. Entre ellos estaba Suní. Sin embargo, la esperanza se centró en Sudán, el último macho de la especie. (Pude leer: Muere Sudán, el último rinoceronte blanco macho del planeta)
Las probabilidades de que Sudán salvara la especie eran mínimas, pues por su avanzada edad la calidad de su esperma no era la mejor. Además, las dos hembras que quedaban ya no podían concebir por sus enfermedades.
Su hija Najin, de 27 años, tiene las patas traseras muy débiles, lo que le dificulta que la montaran y podría generarle complicaciones en su embarazo. Fatu, su nieta de 17 años, padece de una enfermedad degenerativa en el útero. (Le puede interesar: Diariamente son asesinados tres rinocerontes en el mundo por arrebatarles sus cuernos)
Por tal razón, luego de la muerte de Sudán el pasado martes 20 de marzola fertilización in vitro se convirtió en la última solución. Ese mismo día congelaron su esperma para poder comenzar el experimento, ya que jamás se ha hecho en rinocerontes. Según algunos científicos, esto tendría un valor aproximado de US$10 millones.